martes, 5 de mayo de 2020

¿Las tranqueras en los pueblos serán suficientes para evitar el Covid-19?

Escribe:
Pedro N. Castañeda Pardo

La pandemia del Covid-19 viene golpeando, sin piedad, a nuestro país. Las noticias oficiales cada vez informan que los contagiados y los muertos van en aumento. Ante el avance incontenible de esta enfermedad muchos especialistas se vienen pronunciando en el mundo, dando consejos, para evitar su propagación, mientras no se encuentre la cura definitiva.
Al respecto, de lo escuchado y leído, hasta la fecha, se puede deducir que estamos en una guerra frente a un enemigo desconocido e invisible. Nos ataca y no sabemos en qué momento lo hace. Nos deja sus huellas a manera de miles de contagiados y cientos de muertos.
El gobierno ha dado las reglas básicas para enfrentar al enigmático atacante. La desconfianza está creciendo entre las personas, pues todos somos potenciales sospechosos de transportar el mal. Los expertos recomiendan el lavado de manos, el distanciamiento social o físico, el uso de mascarillas como estrategia para evitar el contagio. En zonas donde todavía no hay presencia de éste mal, se han  colocado tranqueras para evitar el ingreso de personas que puedan llevar consigo el coronavirus; sin embargo, las cifras ya dan cuenta que en pueblos distantes  se están presentando algunos infectados.
¿Serán las tranqueras suficientes para evitar que los pueblos sanos, hasta ahora, se contagien de éste terrible mal? Definitivamente no. Aparte de las recomendaciones científicas para evitar la propagación del Covid-19, hace falta el sentido común de la gente y principalmente de las autoridades. En los pueblos más alejados todavía no hay presencia de ésta enfermedad y, como estrategia para evitar la propagación del mal, solamente se están limitando a que no ingresen las personas desconocidas o que están retornando a sus lugares de origen, descuidando el ingreso de mercaderías que viajan, por ejemplo, de la costa a los pueblos andinos.
No hay que olvidar que el pequeño agricultor del Perú, en su mayoría, produce para su autoconsumo. Asimismo, otro sector se dedica a la crianza de ganados, en pequeña escala, por lo que dependen comercialmente de las grandes ciudades, de donde se abastecen de productos básicos como: arroz, azúcar, fideos, sal y otros de la canasta básica. Sin embargo, estos pueblos no han quedado aislados totalmente. Pues la actividad comercial para su sostenimiento sigue funcionando con transporte ligero. Entonces, quién garantiza que el virus no viaja en las mercaderías?  ¿Qué medidas están tomando las autoridades locales, regionales y la misma población?
A estas alturas, podemos darnos cuenta que el mal traspasa las tranqueras y que éstas no serán suficientes. Más por el contrario,  en los pueblos que no han sido tocados por el Covid-19, la población tiene que asumir las recomendaciones que han dado los especialistas. Es decir,  el cuidado en las compras, el lavado de manos, el distanciamiento social y el uso de mascarillas, a pesar de que no haya evidencias de contagiados.
De nosotros depende. Unidad sobre todas las cosas. Pues, del coronavirus, no se sabe cuándo ni por dónde llega.