Escribe: Pedro N. Castañeda Pardo
Estamos acudiendo a un oscurantismo terminal en la política
peruana. Nunca como ahora, en las vísperas de las próximas elecciones
municipales y regionales, el poblador no tiene claro por quién votar y esto es
peligroso, porque cualquier advenedizo puede terminar siendo autoridad. Un buen
reflejo de ésta realidad, es cuando,
cada día, vemos como en el Congreso los
legisladores en un pugilato de palabras se dicen de todo, y
luego se juntan para tranzar sus propios intereses. Desde luego, un mal ejemplo para toda la
población y el recrudecimiento del cáncer terminal para la política nacional.
Es bueno recordar, que hace 200 años los próceres y precursores
lucharon por la independencia del Perú. Pero, esto no fue gratis, una vez
proclamada la independencia muchos de ellos se cobraron los gastos de la lucha
y otros fueron pagados con tierras y beneficios gubernamentales de la época. En ése entonces, por las venas del pueblo peruano; es decir, de la gran
mayoría de peruanos abusados y explotados se paseaba un patriotismo
puro, de amor a su tierra, a su pasado. Reclamaban con orgullo ése incanato que
se iba extinguiendo lentamente en nuestra sociedad. Pues, habían visto en la colonia española un régimen corrupto, explotador y abusivo. Por eso era justo y merecido entregar hasta la
vida por la libertad de nuestra patria.
Pero, de eso se aprovecharon unos pocos que siempre buscaron
llegar y tener el poder como mecanismo de abuso y dominación. Desde la independencia hasta la fecha, hemos tenido 61
presidentes de la república. Si bien, no todos; pero la gran mayoría han estado
envueltos en corrupción. No de ahora, sino, incluso, después de la independencia y durante la guerra con Chile. Unos dejaron obras sobrevaloradas, otros, fueron creando grupos ocultos de poder y han fortalecido
empresas monstruosas de corrupción. Y, como es lógico, se han hecho ricos con el
correr de los siglos, al extremo que, han heredado a sus generaciones inmensas
fortunas que ahora son los dueños del Perú, y se valen de la política para
proteger sus riquezas mal habidas.
De este mal ejemplo histórico, a paso lento, otro grupo de peruanos han
despertado y se han dado cuenta que hacerse ricos en el Perú es fácil. El el camino es llegar al poder a cualquier costa. Pensando ya no en las grandes mayorías, sino en usar a la política como una alternativa
para resolver sus problemas económicos personales y
familiares.
No es raro escuchar
ahora, que los ex alcaldes y ex presidentes regionales se van a la reelección a
otras jurisdicciones. Ex alcaldes ponen de candidatos a alcaldías y regidurías
a sus hijos y familiares, como si esto fuera un botín personal o familiar. Ya
no es raro, por ejemplo, en estas elecciones ver cómo, al no tener partidos
políticos bien cimentados, los candidatos que ayer despotricaban a unos, hoy
van juntos tomados de la mano. Hemos, acaso, renunciado a esos principios que
debe tener todo aspirante a política?
Antes, ser de izquierda era un honor. Hoy da igual que pienses como de
derecha o izquierda, porque lo que más interesa es el poder, venga de donde
venga.
Pareciera que se está cumpliendo, lo que una damisela dijera en la tv basura: “business son business”.
Ya no se puede creer en nadie, dice la gente. Entonces, a
quien le creemos? No les parece que ésta respuesta es peligrosa? Si pues, en toda su dimensión es peligrosa. Pues, ocurriría que algún forastero termine
siendo autoridad o nos termine ganando el pensamiento extremo con ánforas llenas de
votos en blanco o viciados.
Estamos advertidos.
Alguien tendrá que
aliviar ésta fiebre que está a punto de
reventar el termómetro. Elegiremos,
acaso, al menos sospechoso de corrupción o a un corrupto que nos llene de
regalos, quién sabe por qué?
Pensando con un poco de hielo en la cabeza. La política como está ya no sirve de mucho. Estamos viendo cómo la justicia en el Perú es para quienes tienen dinero y el poder político. En vez de buscar soluciones, las entrampa. Por lo tanto, debemos trabajar pensando en una nueva constitución, donde el pueblo tenga capacidad de participar y no ser usado, cada cierto tiempo, para validar con sus votos a autoridades corruptas. O tal vez, en una mañana no lejana estemos pregonando por calles y avenidas que se refunde la república del Perú. La solución está en nosotros.
Pensando con un poco de hielo en la cabeza. La política como está ya no sirve de mucho. Estamos viendo cómo la justicia en el Perú es para quienes tienen dinero y el poder político. En vez de buscar soluciones, las entrampa. Por lo tanto, debemos trabajar pensando en una nueva constitución, donde el pueblo tenga capacidad de participar y no ser usado, cada cierto tiempo, para validar con sus votos a autoridades corruptas. O tal vez, en una mañana no lejana estemos pregonando por calles y avenidas que se refunde la república del Perú. La solución está en nosotros.