jueves, 26 de marzo de 2015

Chosica: una experiencia de miedo y sufrimiento

Escribe: Pedro N. Castañeda Pardo
Horas de desesperación, desolación. Las sirenas de los patrulleros, bomberos y ambulancias sonaban con insistencia. La tarde retumbaba a dúo con el río que pasa rasante al recinto de Huampanì donde nos encontrábamos alrededor de trescientos docentes de la región  Lima Provincias, en un curso de capacitación organizado por el Ministerio de Educación.
 Eran a eso de las cinco de la tarde del lunes cuando la lluvia se presentaba tímidamente en la zona de Chaclacayo; mientras a unos cuantos kilómetros, en Chosica, se producía una tragedia con hermanos nuestros cuyas viviendas eran arrasadas por los huaycos que descendían con furia y sin hacer distinción de raza o condición social.
 La tarde se fue poniendo fúnebre cuando el tren que desciende del Centro del Perú, aún con más insistencia, tocaba su ronca bocina que anunciaba al valle la tragedia que venía ocurriendo a unos minutos de distancia de nuestra estadía momentánea.
La gente rumoreaba! Huayco!,! Huayco!. ¡Tragedia señores, tragedia señores! ¡El río se lleva a Chosica!, decía la multitud desconcertada. Unos corrían sin rumbo.
Como es natural, nuestra curiosidad por los sonidos de las sirenas y los golpes despiadados del río nos llevó hasta el lugar de los hechos. Mi amigo, Félix, con su auto, nos transportó rápidamente; pues nuestro compañero Oscar,  tiene a sus familiares en dicha localidad. Unos minutos y estábamos en el lugar. El auto iba lanzando de sus ruedas lodo que salpicaba al parabrisas. Mientras una emisora desde la capital daba cuenta de dicho suceso trágico para todos los peruanos. Cruzamos el puente. El río emanaba olor a tierra. Nunca había percibido tal ferocidad a pesar de que mi vida siempre ha estado ligada al río, a mi río madrugador del valle de Huaral.
Pude tomar algunas fotos cuando la tarde ya fenecía. Filas de camiones. Personas que corrían de un lado a otro. Unos lloraban, otros gritaban en busca de sus seres queridos. Nada pudimos hacer. Llamamos a nuestras familias para darles tranquilidad, pues sabían que estábamos en esa zona por razones de capacitación.
Muchas cosas pasaron por mi mente, pero la impotencia se apoderó de nosotros. Los patrulleros y ambulancias iban llegando con más frecuencia. Oscar logró comunicarse con su familia, vía celular, dando cuenta que estaban sanos y salvos.
A nuestra vuelta. Muchos colegas estaban desconcertados. Unos querían regresar a sus lugares de origen, pero eso no ocurrió.  Teníamos que continuar con nuestra jornada. Además, no habíamos sido incluidos en la zona de riesgo.
El río en la noche llevaba piedras, cuyos golpes  podía sentirse hasta nuestras habitaciones. Como es natural, entre nosotros sentíamos miedo por la posibilidad de que se desbordara el río.
Esta tragedia nos ha hermanado mucho más. Hemos reflexionado sobre las sorpresas que nos puede dar la naturaleza. Pero también lloramos por aquellas familias que están sumidos en la desgracia. Ojalá pronto, con la ayuda solidaria de los peruanos y de las entidades gubernamentales se  pueda aminorar, en algo, su dolor.


miércoles, 28 de enero de 2015

Petroglifos de Colcapampa: importante vestigio en la historia de Huaral

       Escribe: Pedro N. Castañeda Pardo   
           
                                                                
Por fin, gracias a la perseverancia del autor del presente artículo, el Ministerio de Cultura iniciará estudios a los Petroglifos de Colcapampa, jurisdicción del distrito de Atavillos Bajo, provincia de Huaral, región Lima.
Según documento dirigido por el Ministerio de Cultura al suscrito, ésta entidad pública da cuenta de que, en efecto, los petroglifos de Colcapampa de Huaral no se encuentran registrados ni reconocidos como patrimonio nacional, por lo que en breve se estarán dando inicio a las labores de reconocimiento.
 En nuestro afán por difundir la cultura de la provincia de Huaral hemos venido alzando nuestra voz desde diversas tribunas, hasta que hemos llegado al Ministerio de Cultura. No es la primera vez, sino que a través de diversos artículos y en el libro de mi autoría “Conociendo la Provincia de Huaral”, cuyo ejemplar se encuentra en los archivos de la Biblioteca Nacional del Perú,  di a conocer la existencia de dicha evidencia histórica. Pues hasta ahora no se tenía conocimiento que autoridad alguna había realizado acciones de reconocimiento, protección y difusión de tan importante vestigio humano.
Consecuentemente, considero, a mi  modesto entender, de que este valle habría estado habitado desde hace  miles de años; pues los Petroglifos de Colcapampa así lo demuestran, tal como ha ocurrido en otras partes del Perú y el mundo. Por lo tanto, debe ser protegido; es más, es uno de las pocas evidencias en la provincia de Huaral que demostrarían de que este prominente valle fue habitado desde tiempos inmemoriales, y que siglos después se forjó otras culturas como “Los Atavillos” y Chancay.
Estos grabados en piedra están expresados en diversas figuras totémicas o especie de culto idolátrico. Llama poderosamente la atención las figuras geométricas de algunos grabados, así como de la serpiente, el sol, las estrellas, aves, el puma y otras especies, cuyos grabados han sido realizados con habilidosa perfección.
Los petroglifos de Colcapampa se ubica en la carretera de Huaral hacia Acos, a la margen izquierda del río Chancay o Huaral, Latitud Sur 11°18´58.94”, Latitud Oeste 76°52´05.65” a una altura aproximada de 1,245 metros sobre el nivel del mar.
Al respecto, he solicitado al Ministerio de Cultura, SE EMITA RESOLUCIÓN DE RECONOCIMIENTO DE LOS PETROGLIFOS DE COLCAPAMPA, JURISDICCIÓN DEL DISTRITO DE ATAVILLOS BAJO, PROVINCIA DE HUARAL, COMO PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN, el mismo que ya ha merecido respuesta positiva por parte de dicha entidad.
 En el afán de fortalecer la identidad en la provincia de Huaral  no desmayaremos en nuestro firme propósito de conservar y dar a conocer lo nuestro. 
En consecuencia, el presente artículo sirva como un estímulo para contribuir a la conservación de tan preciado vestigio humano. De nosotros depende para que las futuras generaciones puedan conocer las huellas que nos dejaron nuestros antepasados.
Brian Nicolás Castañeda Huavil en los Petroglifos de Colcapampa-Huaral.

Pedro Castañeda Pardo, autor del presente artículo.

Petroglifos de Colcapampa-Huaral.