Plaza de Armas de Huaral lugar donde, con motivo de elecciones, suelen reencontrarse viejas amistades. |
Escribe: Pedro N. Castañeda Pardo
Empiezan a sonar los tambores para las próximas elecciones
regionales y municipales que se realizará en el mes de octubre. Las encuestadoras hacen su trabajo lanzando
pronósticos de los favoritos cuyas preferencias, hasta el día de las
elecciones, suelen invertirse. Todavía no se conoce oficialmente a los
candidatos; pero, algunos, tímidamente ya asoman por sus ventanas.
La gente común, los que con sus votos elegirán a las
autoridades están más preocupados en el diario vivir: falta de trabajo,
delincuencia, alto costo de vida, etc. De ahora en adelante, se escucharán las más ácidas críticas a los
candidatos, los habrá entre contrincantes, ya sea por los medios de comunicación o por
las redes sociales que, sin duda, jugarán
un rol importante en este proceso debido a la pandemia.
Muchos de los precandidatos están acudiendo a la vieja
estrategia de salir a los pueblos y ofrecer regalos. Por ejemplo, salir en la
navidad y dar chocolatadas a los niños, sin tener en cuenta el problema de
salud que nos aqueja. Acciones que podrían considerarse como un disparo al aire.
Pues, vendrá otro y hará lo mismo. Ya no basta tener plata como cancha, sino contar
con equipos de personas preparadas en el uso de las tecnologías de la
información y candidatos que tengan arraigo en la población.
Entonces, en estas elecciones ganarán los que usan
adecuadamente los medios de comunicación, las redes sociales, los que menos
insulten al oponente y, no necesariamente, los que caminan llevando regalos. Es
decir, los que emitan mensajes potentes por el Facebook, Twitter, YouTube,
Whatsapp, Instagran, etc. En pocas palabras, será una campaña donde los
jóvenes y los entendidos en el uso de las tecnologías de la información tendrán
un rol protagónico y hasta decisivo difundiendo la imagen y propuesta de los candidatos. Ahora
bien, dependerá de la síntesis, diseño y calidad de la redacción e imágenes que transmitan en las redes sociales y las pintas y gigantografías que se exhibirán en calles y avenidas. Por supuesto, sin desmerecer el carisma y la
humildad que cada candidato debe llevar consigo. No ganará el soberbio ni el
arrogante. La población está asumiendo una posición crítica frente a los
problemas de la sociedad actual.
Seguramente, vendrán ventarrones de ofrecimientos y
cuestionamientos a cada uno de los aspirantes; pero, será decisivo el perfil
del candidato. Por ejemplo, para consolidar su imagen, tendrá que aclarar
denuncias fundadas que aparecerán, el origen de su patrimonio, sustentar su
trayectoria personal. De no hacerlo, será ventaja para el oponente.
Ganarán las elecciones del 2022, los candidatos que
describan con mayor claridad la problemática de cada distrito, provincia o
región y quienes plantean propuestas
viables. Quiere decir, quien conozca la realidad concreta estará en condiciones de plantear alternativas de solución.
Finalmente, en política,
la gente ya no es tonta. Te escucha, pero no te cree.
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